La
impactante noticia en estos días de que la federación extremeña de
caza va a recibir una subvención pública procedente de la
consejería de educación para favorecer la caza ”como deporte”
en los centros educativos extremeños - en escolares - ha generado
una enorme polémica en muchos sectores de la sociedad
cuestionándose incluso la moralidad del uso del dinero de todos por
parte de la administración pública. El gremio de cazadores
atraviesa una fuerte crisis, sin precedentes, ante un descenso de
licencias y ante hechos tan abominables como el sucedido en Lleida
con la muerte de dos agentes; junto a todo esto las especies
protegidas muchas de ellas amenazadas estan aquejadas por la
incidencia en alza de los disparos según se desprende de las
estadísticas de los centros de recuperación
No vamos analizar la justificación de la caza en pleno siglo XXI ni
si es necesaria de cara al equilibrio entre predadores, herbívoros y
cubierta vegetal, aunque esta idílica armonía se fracturó en el
momento que la caza se convirtió en una actividad empresarial
gestionada en aras de la máxima rentabilidad. Hoy se produce caza
con métodos poco contrastados científicamente y hoy se combaten los
efectos de esa ruptura entre predadores-presas y la escasez o
abundancia de especies cinegéticas con medidas maquilladas de
control biológico más propias de épocas en las que se disparaba
con arcabuz. En todo este escenario empresas dispares, gestores
cinegéticos, propietarios y una gran horquilla de anexos (ferias,
complementos, viajes…) han hecho que esta afición genere
importantes divisas pero también una gran controversia por sus
consecuencias sobre todo ecológicas. Algunas de estas especies que
son disparadas con impunidad cada fin de semana son las mismas en las
que se invierte gran cantidad de fondos públicos para todo lo
contario, es decir para conservarlas. Se consideran por miles los
ejemplares que son abatidos anualmente por acciones ilegales que
contravienen toda la normativa al respecto y que según las
estadísticas suponen una de las mayores amenazas para las especies
silvestres junto a las electrocuciones y colisiones con líneas
eléctricas. la confianza dada a un sector que no es que no
revierta su actitud hacia las especies protegidas sino que además
navegan en un mar creciente de derechos, bondades y benevolencia por
parte de administraciones.
Desde las propias administraciones no afrontar, no solo cómo se
gestiona la caza, o como se controla a los cazadores, sino los
efectos de su práctica sobre los ecosistemas y las especies
protegidas es una grave exención de responsabilidades,
consentir o no asumir la gravedad de estos hechos es una gran
dejación de funciones que algún día pagaremos muy caro: perdiendo
más especies y teniendo que dar cuentas a Europa. Pero si además
desde la propia administración incumpliendo preceptos de una moral
básica, de patio de escuela otorga subvenciones para favorecer la
caza (maquillada de deporte) en centros docentes públicos es como
para reflexionar en que momento de la evolución de los derechos,
del crecimiento de sociedades justas, pacificas…estas personas que
gobiernan se apearon.
Desde le punto de vista pedagógico es una aberración someter a
los más jóvenes a estas enseñanzas, recordemos que con estas
edades la plasticidad y la interpretación de conceptos, tales como
la caza, matar y/o cualquier otro, puede distorsionar la realidad del
niño, asumiendo que matar a un animal puede llegar a ser necesario,
en detrimento de enseñanzas más acorde con el respeto a los seres
vivos y su conveniente convivencia con ellos.
España, Extremadura sin ir más lejos, pertenece a un área
biogeográfica dispar en ecosistemas y exclusiva en lo genuino de
especies de gran valor en Europa y en el Mundo, conservada como un
producto al vacio hoy convertido en referencia internacional.
Particularidad milagrosa que la hace referente como primer destino
para observar aves y paisajes conservados. Esta matriz de exponente
biodiversidad debe ser correspondida con una buena gestión, de ahí
la enorme responsabilidad de asegurar que todo este crisol de fauna,
de endemismos, de paisajes… perduren en el tiempo sin riesgo de
erosión genética ni poblacional.
La caza ilegal se encuentra junto con las electrocuciones,
atropellos y colisiones entre las causas de ingresos más frecuentes
en los centros de recuperación. España se ha convertido en un
país en donde menores de edad pueden ya tener licencia para cazar-
además se les pretende inocular desde los propios centros docentes-
mediante la subvención pública. Los exámenes y controles a los
cazadores son de risa, las sanciones a determinados cotos o
particulares de anécdota o de bronca de niños.
La noticia de esta subvención otorgada para maquillar de deporte,
conservación de la naturaleza, actividad al aire libre…coger una
escopeta y disparar sobre un animal silvestre es insólito. Alguien
tendrá que ordenar todo esto, alguien tendrá que decir algo… ¿o
es que todos (incluidas instituciones) van a estar escondidas,
calladas? Esto es un insulto a todo y la asociaciones firmantes
extremeñas no va a permanecer impasible y anuncia una gran campaña
de información en la que también está contemplada la recogida de
firmas en la FIO 2017 a través de algunos stands de algunas de estas Asociaciones firmantes y una campaña,
que verá la luz esta semana, en change.org, para anular
esta ayuda y exigir las responsabilidades pertinentes en la
administración extremeña.
Asociaciones que firman este comunicado:
-
AMUS. Acción por el Mundo Salvaje.
-
DEMA. Defensa y estudio del Medio Ambiente.
-
Ecologistas en Acción Extremadura.
-
Ecologistas Extremadura.
-
Fundación Global Nature.
-
Grus Extremadura.
- Sociedad Extremeña de Zoología
- ADENEX