Nueve ONGs de
conservación de la naturaleza afirman que las monterías comerciales
no ayudan al equilibrio ecológico en el Parque Nacional de Monfragüe
y piden su fin
AMUS, ADENEX,
ANSER, DEMA, ECOLOGISTAS EN ACCIÓN EXTREMADURA, ECOLOGISTAS
EXTREMADURA, GRUS, SEO/BIRDLIFE Y SOCIEDAD EXTREMEÑA DE ZOOLOGÍA
Critican por ejemplo
que la última acción de control autorizada en la finca La Madroña,
dentro del Parque Nacional, ha sido en realidad una montería
comercial en la que por segundo año consecutivo, no se han respetado
los cupos de machos, incumpliendo reiteradamente las condiciones de
las autorizaciones, sin que ello impida que continúen recibiendo
permiso para estas supuestas acciones de control de las poblaciones
de ciervos.
Animales mostrados en la Junta de Carnes donde generalmente se llevan todas las piezas abatidas se ven 6 machos de venados el máximo permitido pero algunos cazadores han denunciado a Ecologistas Extremadura que se mataron más y se ocultaron
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Estas asociaciones
no están de acuerdo en que la caza regule las poblaciones de ciervos
y jabalíes, sino que es justamente al contrario. La gestión de la
caza mayor es la causante de las poblaciones excesivas de estos
ungulados, al haberse extendido en los últimos años de forma
generalizada la aportación de alimentación suplementaria y
vitaminas a estos animales en los cotos, con la intención de
favorecer el crecimiento de ejemplares más grandes de trofeo, pero
generando un aumento notable de las poblaciones de hembras y
juveniles. Este efecto se nota especialmente en el jabalí, siendo
frecuente que críe hasta dos veces al año en las fincas de caza
donde dispone de mucha alimentación.
Por tanto, cuando el
sector cinegético extremeño carga las culpas del exceso de
poblaciones de ciervo y jabalí sobre el Parque Nacional de
Monfragüe, afirmando que la falta de caza en el mismo es la causa de
todo el desequilibrio regional, en realidad están manipulando a la
opinión pública para ocultar su verdadera responsabilidad en el
problema que ellos mismos están causando por toda la región.
La caza comercial no
puede regular adecuadamente las poblaciones ya que únicamente está
interesada en abatir los mejores machos, pero normalmente deja que el
número de hembras crezca, ya que no tienen interés deportivo. El
resultado, sumado a la alimentación suplementaria es un
desequilibrio cinegético agravado por la falta de depredadores
naturales en los ecosistemas extremeños.
La incapacidad de la
caza comercial para regular poblaciones tiene su mejor ejemplo
precisamente en el Parque Nacional de Monfragüe, donde desde su
declaración se autorizan monterías como acciones de control para
reducir las poblaciones de ciervo y jabalí, sin que se haya
producido un ajuste real de dichas poblaciones. La explicación está
sin duda en que prácticamente todas las fincas de Monfragüe tienen
una parte dentro del Parque Nacional y otra (casi siempre la más
grande) fuera, donde hacen la típica gestión cinegética
alimentando a las poblaciones de ciervo y jabalí, que luego pasan al
Parque Nacional y a otras fincas, al no existir cerramientos entre el
Parque y el resto.
En realidad, afirman
las ONGs ambientales, las poblaciones de ungulados no se regularán
hasta que la gestión de la caza mayor deje de alimentar a los
animales silvestres como si fueran ganado o lo hagan de forma
equilibrada y gestionando todas las consecuencias.
Mientras tanto, el
Parque Nacional viene sufriendo cada año las molestias de las
monterías, los caminos cortados a los visitantes por peligro de
recibir un balazo, las rehalas de perros atacando a ciervos frente a
los miradores y los turistas, los tiros retumbando en el Salto del
Gitano y otros lugares emblemáticos del Parque. Monterías
comerciales autorizadas por una Administración que mira para otro
lado, volviendo a permitir actuar a empresas cinegéticas sancionadas
con varios expedientes por infracciones e incumplimientos como
desbrozar vegetación protegida dentro del Parque Nacional para
preparar tiraderos, cebar las manchas de caza con comida los días
previos para atraer a la caza o no respetar el cupo matando en
ocasiones más del doble de machos permitidos, en vez de hembras que
son las que con su elevado número mantienen los excesos de
población, tal y como acaba de ocurrir en la montería celebrada en
la finca La Madroña.
Por todo ello, las
ONGs ambientales solicitan que se suspendan las monterías y el uso
de rehalas en el Parque Nacional de Monfragüe y que se adopten otras
medidas de control de las poblaciones de ciervo y jabalí, mucho más
efectivas y acordes con los objetivos de un Parque Nacional y
anuncian que de no hacerse así, tomarán las medidas apropiadas para
lograrlo.
Ciervo abatido, los cazadores gustan de matar a los mejores ejemplares con lo que no se puede decir que se haga una selección natural, sino contra natura |
Me quedo alucinado, es totalmente disparatado que se celebren estas monterías dentro del Parque Nacional, estimado presidente Fernández Vara haga algo para que esto acabe.
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