lunes, 17 de mayo de 2004

Mina de Aguablanca: una amenaza para el agua potable de Sevilla

Ecologistas encadenados en palacio San Telmo









Una veintena de miembros de Ecologistas en Acción de Sevilla, Huelva y Extremadura se encadenaron el 15 de mayo ante el Palacio de San Telmo en Sevilla, para llamar la atención sobre el riesgo que supone la mina de Aguablanca para el agua potable de Sevilla y otras localidades, y la necesidad de tomar medidas urgentes para detener las actividades ilegales que se están produciendo en ese paraje. Cuando ya se han cumplido 6 años desde el grave accidente de la Rotura de la Presa Minera de Aznalcóllar, Ecologistas en Acción recuerda los fatídicos hechos de aquel desastre medioambiental, una de las más importantes catástrofes ecológicas de Europa, que puso en peligro una gran joya de la naturaleza como Doñana.

Rotura balsa lodos tóxicos aznalcóllar











Mucho antes de ocurrir aquel suceso no fueron pocas las denuncias sobre irregularidades y las amenazas que suponían la citada balsa de Aznalcóllar, hechas por las organizaciones ecologistas.

Sin embargo Ecologistas en Acción de Extremadura denuncia que la amenaza de rotura, filtraciones y contaminaciones de dicha balsa sigue patente. Al día de hoy, todavía no se han realizado los trabajos para sellar finalmente la balsa, proceder a la inertización de los residuos mineros, la restauración de la corta y de las escombreras. De hecho en los últimos meses se han venido produciendo episodios contaminantes por la filtración por grietas, de aguas contaminadas al río Agrío y Guadiamar.

Asimismo critican que no se aprenda de los errores pasados y desde la clase política se apueste, o no se impidan, proyectos mineros muy contaminantes como la Mina a cielo abierto de Aguablanca en Monesterio (Badajoz), en un modelo de desarrollo insostenible y depredador del medio ambiente.

Según este colectivo este modelo especulador con los recursos naturales no hace sino hipotecar el futuro de las zonas donde se enclavan y no dejan de convertirse en una bomba de relojería que amenazan un recursos natural cada vez más escaso como es el agua. La Mina de níquel de Aguablanca se encuentra a orillas de la rivera del Cala, que se embalsa en la presa del Gergal de donde se abastece Sevilla.

La explotación de la mina de Aguablanca, tiene una duración prevista de 11 años, pero los contaminantes químicos permanecerán allí muchos más. La empresa minera ha solicitado a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir una concesión para extraer 375 millones de litros anuales de aguas subterráneas y del río Ribera del Cala, perteneciente a la cuenca del Río Guadalquivir y que nutre el pantano de Gergal pudiendo provocar problemas en el abastecimiento a la ciudad de Sevilla. Informan que el período de alegaciones ante la Confederación Hidrográfica está abierto hasta el 18 de Mayo y en esta misma página hay un modelo de alegaciones. Ya se han presentado más de 50 alegaciones particulares y de asociaciones, desde Ecologistas en Acción se pide la movilización social y de los políticos andaluces para paralizar este proyecto que amenaza el agua potable de Sevilla.

Paisaje Aguablanca Nov 2003









Entre los daños ambientales de la mina de Aguablanca destacan : una superficie de escombreras de unas 118 hectáreas de superficie y unos 50 metros de altura, unas 345 hectáreas de dehesas y monte mediterráneo destruidas, una balsa de lodos tóxicos de unas 95 hectáreas en suelo calizo con amenaza de filtraciones y rotura.

La empresa se defiende diciendo que hará una gestión ambiental respetuosa, tal y como en tiempos dijo Bolidén-Apirsa, sin embargo ya se encuentra denunciada en los juzgados de Zafra (Badajoz) acusada de delito ecológico e urbanístico. Los ecologistas critican que la declaración de impacto ambiental emitida por el Ministerio de Medio Ambiente es un completo disparate, ya que tendría que haber salido desfavorable, y que no se ha atendido los cientos de alegaciones que se presentaron a las mismas y habiendo primado los criterios políticos de apoyo a este proyecto a los criterios técnicos.

Según Ecologistas en Acción de Extremadura esta mina servirá sobre todo para enriquecer a una empresa de capital extranjero: de Canadá y Estados Unidos principalmente. La multinacional al igual que hizo Bolidén se compone de muchas filiales y empresas, con el objetivo de evitar consecuencias legales: Río Narcea Gold Mines, Río Narcea Recursos, Río Narcea Níquel... Ya ha recibido una sustanciosa subvención de 1.112 millones de pesetas de fondos de incentivos regionales de Extremadura.

También critican las tácticas de la empresa creando falsas expectativas respecto a los puestos de trabajo que crearía en la zona. De hecho la empresa ya ha traído a gran parte de sus trabajadores de Asturias donde está cerrando otras explotaciones mineras, ha firmado contratas y subcontratas, como la empresa leonesa “Peal” para el movimiento de tierras durante 3 años. Las condiciones de trabajo no son como decían y ya ha habido un día de paro, siendo de destacar la duración excesiva de las jornadas de trabajo y los bajos sueldos. Las obras empezaron en septiembre de 2003, sin tener licencia de obras, ni licencia de actividad, ni permisos de Confederación Hidrográfica, ni recalificación urbanística de los terrenos,...

Para esta asociación no sería extraño que dentro de unos años, bajase el precio del níquel ó se dijera que el filón no tenía la cantidad esperada ó la riqueza creída. Y algunos se agarrasen a la tan recurrida historia de “salvar los puestos de trabajo”, al prostituido “desarrollo”, al demagógico “interés general (de unos pocos)”... para sacar un buen puñado de millones de euros.

En el 6º aniversario de Aznalcóllar, muchos siguen sin aprender la lección.

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